Siempre llega el momento especial para conocer a alguien igualmente único y muy especial. A cada quien le toca ser feliz tras visualizar a la persona que el destino le ha querido presentar.
Pero las circunstancias son diferentes, tranquilas en algunos casos, tristes en otros, y risueños posiblemente. Lo que importa es poder conectar con esa persona para luego disfrutar de experiencias que perdurarán si es que así se desea.
Una tarde calurosa e incomparable
Estuve triste porque el amor no llegaba
lo había visto en el firmamento
las nubes tan blancas, un sol intenso y los pajarillos cantando
la brisa matinal no podía ser más fresca
y el rocío jamás fue tan sensacional
el ambiente cargado de romanticismo
y yo tan solitario.
Estuve triste porque el amor no llegaba
pero todo cambia para bien cuando la pasión es grande
y tanta era mi obsesión por el ser amado
que al fin de cuentas tenía que aparecer en frente de mis alicaídos ojos
tan bella figura de ensueño tenía que ser real alguna vez.
Estuve triste porque vivía una fantasía
la llamarada de pasión se apagaba porque no podía permanecer intacta
y no había ninguna motivación para estar encendido
ni tampoco encontré mujer idónea que se encargara de ello.
Pero solamente tenía que esperar la retirada de la mañana
pues la venida de la puesta del indomable sol sería mi bendición
es como si la hubiera creado para mí
tan radiante y tan fresca a la vez
una combinación de fuego y cielo
por su contagiosa actitud y por el color de sus incomparables ojos claros.
Recuerdo que el calor nos consumía a todos los ahí reunidos
aquel parque nacido a partir de una estatua en honor a un héroe nacional
en pleno carnaval y con los juegos típicos de un verano abrasador
todo era perfecto e inigualable
la dama de mi imaginación hecha una jovenzuela compatible con mis intensiones
la de amor infinito, auténtico y pasional.
Por alguna razón el tiempo no se iba de repente
quizás todo estaba previsto para mi singular conquista
tal vez el destino lo dispuso todo para la unión de dos personas especiales
esta fue sin duda el surgimiento de una relación ejemplar.
Entonces la lluvia me hizo querer protegerla
pero aún no tenía el derecho
ella estaba a punto de marcharse
pero buena es mi fortuna
que me aseguró una próxima aventura.
Estuve triste porque el amor no llagaba
la maldición termina justo casi al anochecer
ahora me siento vivo y con la intensión de ser feliz
no hay excusas y adiós le digo a las falsas esperanzas.
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