Lo bonito de enamorarnos de alguien que estará junto a nosotros por mucho tiempo es justamente eso, es decir, la condición de estar con esa persona idónea durante toda la vida inclusive. Pero en este “mundo moderno”, donde los amores van y vienen, donde la gente se vende y hay corrupción, donde surgen las aventuras por unos cuantos días, tal vez producto del alcohol o de la dependencia monetaria, en fin. ¿Dónde está el amor legítimo?
Es duro percibir esta degeneración, pero dentro de esta sociedad, aún quedan los románticos de ayer, los que siguen siendo fieles a las viejas costumbres, que nunca dejaron de ser viejas ni obsoletas, donde se daba mayor importancia a la media naranja, al querer duradero.
Amores fugaces
Te tuve por cierto tiempo
pensé que había sido por mucho
creí haberte querido lo suficiente
como para que te quedes a mi lado
pero no fue así,
terminaste con mi ilusión
usando una banal y reprochable excusa.
Ahora sigo solo
sin el cariño que creí el original
todo fue tan hermoso
que es penoso volver a recordar,
pues nada signifiqué
en la vida de una mujer tan libre como tú.
Mas la libertad tiene un único significado
pero lo que me hiciste vivir
me dijo que no eras libre sino esclava
de una mala vida
de una tortura interna
que no te dejó involucrarte
con alguien que te supo valorar.
Te hubiera dado libertad
pero todo fue tan rápido
que no pude actuar como debí
ahora te veo partir
no con felicidad ni prisa
sino con ganas de quedarte
pues sabes que en mí amor hallaste.
Fui una aventura
un bonito amor de estación
pero yo creí todo lo contrario
creí que tenía al frente a la mujer ideal
la que siempre me acompañaría
con la cual me consagraría
pero todo se desvaneció tan rápido.
Sin embargo, esta es mi historia
una que no deseo a nadie
ya que las consecuencias de una relación fugaz
pueden causar demasiado daño
siempre que alguien de la pareja
se enamore tanto como yo.
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