Llegó el momento de triunfar

Esta vida no es justa, siempre lo repetiré, es una frase que muchas personas usan y con gran razón. Vivimos todos los días nuevas aventuras en pro de conseguir la existencia que siempre anhelamos, incluso rogamos al cielo para que nos vaya bien en todo lo que proyectamos hacer. 

Pero a veces surgen diversos imprevistos que nos hacen dudar de que somos capaces de resolver hasta los más caóticos problemas, entonces nos bloqueamos y perdemos el rumbo exacto. Sin embargo, cuando nos enrumbamos nuevamente, sentimos que lo podemos todo, sentimos que lo más complicado ha pasado y que al fin las cosas nos saldrán como en nuestra imaginación. Cuando estamos así, es bueno pasar dicha experiencia. 


Mi terrible situación tenía que cambiar tarde o temprano 
el mal que me aquejaba no podría durar más de lo debido 
mis súplicas al fin tienen consuelo 
mi llanto incontrolable ha sido saciado 
ahora lo que sigue es no dejar el rumbo correcto 
aquella línea que me llevará al éxito rotundo. 

Estaba solo pero veo que no fue así 
me sentía solitario pero en verdad no esperaba que pudiera irme tan bien 
las cosas resultaron mejor de lo que esperaba 
ahora solo trato de disfrutar lo que conseguí con tanto esfuerzo 
doy gracias por esta dicha 
estoy verdaderamente agradecido con esta enorme oportunidad. 

Los vientos han cambiado de dirección 
ahora simplemente me favorecen 
ahora puedo afirmar con certeza que la buenaventura de los míos era perfecta 
nadie consideraba mi buena marcha 
jamás nadie apostó por mi fortaleza espiritual 
solamente veía risas insensatas y malos tratos sin piedad 
eso no es aceptable por ninguna alma que necesita el apoyo de los demás. 

Pero la amargura acabó 
ahora mi semblante es de felicidad 
ahora tener fe y esperanzas podría ser mi estilo de vida 
ahora puedo estar seguro de que todo lo que haga saldrá muy bien. 

Algunos no somos favorecidos 
otros perecen en su intento por ser felices 
otros sencillamente lo reciben todo sin hacer nada 
pero en los casos más trágicos 
siempre el Dios verdadero otorga recompensas incomparables. 

Mi cabeza ya no mira el piso por la angustia 
mis ojos ya no están rojos por la tristeza 
mi carisma ha sido restaurado 
mi sonrisa brilla entre las de quienes también son bendecidos. 

Me siento eternamente agradecido 
me siento demasiado afortunado 
ahora es momento de pensar en grande 
es momento de atrapar los sueños más ambiciosos 
pues todo lo he logrado 
y nada me detendrá para conseguir mucho más.


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